martes, 18 de mayo de 2010

Una visita al cementerio

-Hubiéramos venido más temprano- le dije a mi novio.
-No podía más temprano. Además, es mas emocionante así, ¿no crees?- me contestó muy animado.
No es que no me gustaran los cementerios; de día no tengo problema en visitarlos. Pero ya era tarde, y el ocaso amenazaba con dejar pasar a la noche en cualquier momento. Estar en un cementerio, en la noche, no era una idea muy agradable. Y el cementerio en sí tampoco ayudaba a disipar mi inquietud; esa gran puerta de metal oxidado, que se hacía pasar por entrada, daba un ejemplo de que tan descuidado estaba aquel lugar.

El cementerio era atravesado por un camino de concreto hecho muy burdamente. A los lados del camino, se extendían hileras e hileras de tumbas y altares. Había lugares en donde la gente se las había arreglado para construir tumbas en espacios muy pequeños. Como resultado, apenas se podía apreciar un orden en la disposición de las tumbas. Si había que llegar, por ejemplo, a la tumba de algún familiar, tenías que saltar algunas tumbas, esquivar algunos altares, y dar varios rodeos por partes en donde era imposible cruzar por la cantidad de tumbas amontonadas.

En el centro del cementerio, había una capilla. Estaba cerrada, pero se podía ver el interior. Había una estatua de alguna virgen que no conocía, y alrededor de ella, varias veladoras apagadas. Toda la capilla continuaba con el patrón del cementerio; desordenado y olvidado.

Voltee a ver a mi novio. Su rostro mostraba una clara decepción.
-Realmente creí que sería más emocionante...
-Tal vez lo sería si fuera de noche. Pero ni creas que me voy a quedar hasta que oscurezca- agregue rápidamente.
Él se encogió de hombros y suspiró.

-Ni si quiera hay un velador- mencioné.
-Parece que no le dieran demasiada importancia al cementerio.
Nadie que cuidara el cementerio. Nadie que atendiera la capilla. Nadie que visitara una sola tumba.
Era notorio que el cementerio sólo tenía algunos días de gloria al año. El resto del tiempo estaba en este estado deprimente. Nos retiramos casi tan pronto como llegamos. No me gustaría ir de nuevo a aquel cementerio.

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